escritos.
viernes, agosto 19, 2005
  ¿Puede el cuerpo estar aquí y ahora?
La irradiación del otro a veces parece la bomba de Hiroshima.
Envejecer en un instante, infidelidad inevitable.
Corrimiento del horizonte por fricción y a pesar de ella.
Andar y desandar la propia evolución.
Vivir “antes de tiempo”, como si eso fuera posible.
Experimentar sabiduría que sabemos que no es propia.
Repetir lo irrepetible.
Capas de gaza que dan consistencia; dureza; entumecimiento; repertorio.
Sin embargo no se apilan, ni son huecas.
Penetran pero no son materiales.
Coexisten y se distinguen; también se confunden.
Las poseemos y nos poseen.
¿Puede el cuerpo estar aquí y ahora?
Gracias a Dios tenemos un esqueleto.

Este texto fue escrito en el marco del seminario “Coordinación, Cuerpo e Intervención”, 10/2004.
 


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En nuestras vidas intentamos repetir aquellos eventos significativos que ya han sucedido en el futuro. A medida que envejecemos sentimos una creciente nostalgia por nuestras propias muertes, por las que ya hemos pasado. Igualmente, tenemos una creciente premonición de nuestros propios nacimientos que están a punto de suceder. En cualquier momento podemos nacer por primera vez”. (J.C. Ballard -“Noticias del sol”)

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